Ciclo John Cassavetes: Shadows

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Del 1959 al 1960 se produjeron una serie de cambios que hicieron que el cine tradicional se tambaleara desde los cimientos más profundos. No volvería a ser como antes. En el 1959 el crítico de cine francés Francçois Truffaut dirige los Cuatrocientos golpes. Un año más tarde, en el 1960 se estrena al final de la escapada, un film realizado por el enfant terrible, Godard. Ambas películas funcionan de manera más que correcta en taquilla. La nueva ola francesa o Nouvelle vague estaba inaugurada. Estos jóvenes directores introdujeron una serie de conceptos que harían que el cine tradicional cambiara para siempre.

En estados Unidos también se produjeron cambios, aunque la historiografía no se ha centrado tanto en explorar el cine revolucionario que se produjo en las Américas.  Seguramente porque la Nouvella Vague (la nueva ola francesa) eclipsó absolutamente el panorama y además funcionó con el público. El cine de Cassavetes, no tuvo nunca una repercusión tan grande como el cine de Godard, quizá por eso el director quedará relegado en un profundo olvido, siendo rescatado en años posteriores a la realización de Shadows. En 1959 dirigió Shadows, una película que tiene mucha relación con las películas que se estaban cociendo en Europa.

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Shadows es cine underground de pura cepa. En cierto punto, Shadows condiciona de manera impactante lo que hoy conocemos como cine independiente o Indie. Muchos han sido los que han considerado la película como la precursora del movimiento. Pero Cassavetes nunca se quedó totalmente apartado del sistema de estudios. Durante largo tiempo el director realizó interpretaciones en películas exitosas que le dieron el poder suficiente como para poder permitir realizar sus películas de manera mucho más artísticas, teniendo  más control sobre ellas.Cassavetes adoptó pues, una posición intermedia en el mundo de Hollywood. Acostumbró a dirigir películas Undergrounds mientras que de cara al público realizaba papeles en otro tipo de películas muy diferentes.

Shadows coincide en muchos aspectos con al final de la escapada de Godard. El impulso vital es el sentido que más predomina en la película. Pero no sólo ya el de los personajes, sino la propia manera de realizar,  en la que la cámara se convierte en un auténtico torrente de pasiones. Si Godard realizaba distintos cortes de una misma escena para crear un simple efecto estético (y sin que este recurso tuviera nada que ver con la trama)  realiza también experimentos muy parecidos, así como planos y encuadres que seguramente dejaron al espectador que se atrevía a mirarlos en el 1959, totalmente descolocado.

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Incluso la trama parece coincidir con la obra de  Godard. Los personajes, jóvenes los dos (no podía ser de otra manera, son personalidades que se identifican con sus personajes, en un mundo en el que constantemente intentan traspasar las reglas elaboradas por una sociedad más vieja y caduca) son seres que se encuentran al borde de la ley. En Shadows, el director realiza un magnífico retrato sobre los suburbios y los personajes que hay en ellos. Es cierto que en el cine negro ya se habían mostrado dichos personajes, pero siempre se habían glorificado de alguna manera, o ensalzándolos como mitos, recordemos el gánster interpretado por James Cagney en Al rojo vivo (1949). En shadows no hay dicha mitificación. Los personajes se mueven por impulsos primitivos y el director no trata de adornar o elogiar sus acciones.

Hay que decir pero, que Cassavetes no improvisaba en ningún momento. El problema es que la manera en como el director rodaba las secuencias (la puesta en escena está construida en su mayoría con planos sacados de cámara al hombro) y como sus actores interpretaban de manera tan diferente a como lo hacían las grandes estrellas de Hollywood, no fueron pocos los críticos que acusaron al director de que sus películas eran nada más que obras totalmente improvisadas. Nada más lejos de la realidad, Cassavetes era un artista bastante controlador. Otra cosa es que su manera de dirigir fuera más laxa que la de sistema de estudios.

Lo que si es cierto es que hay muchos elementos que se rompen con el cine Holywoodiense. Pero Cassavetes no descuida los detalles, lo hace a propósito. Si hay escenas en la que el raccord de acción no corresponde (entre miradas de personajes o movimientos) no es porque el director no se haya dado cuenta, sino que es una estrategia más de la que se sirve el director para acrecentar el poder estético del film. Las consecuencias de Shadows no hacen falta ni comentarlas. Todo cine actual directa o indirectamente bebe de esta manera de hacer cine.

La música que está patente en la película define bastante bien lo que el espectador ve ante sus ojos. La película recoge bastantes partituras de Jazz en la que las líneas rítmicas predominan ante las melódicas. Cassavetes hace lo mismo en la película, se dedica a rodar el ritmo y no la melodía.

Kyrios

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