Análisis Fílmico: El último Desafío

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Un coreano, un austriaco y un español. No, no es un chiste, sino que se trata de la vuelta del austriaco más famoso de nombre impronunciable, Arnold Schwarzenegger al cine de acción, después de su periplo por la política norteamericana, donde llegó a ser gobernador de California y sus pequeñas apariciones en el cine, como En “Mercenarios”.

También se trata de la entrada de Kim-Ji Woon al cine de Hollywood. No es por casualidad. En estos últimos años, un núcleo importante de directores sur-coreanos están viajando a las Américas para dirigir sus proyectos. Sin duda el cine coreano del sur es dentro del cine asiático que más semejanzas tiene con el norteamericano, y esto permite que el intercambio cultural sea mucho más fácil. Como ejemplo tenemos la reciente “Stoker”, dirigida por Park Chan-Woon en los Estados unidos.

El último desafío no es por lo que parece la última película del austriaco, que tiene más proyectos planteados encima de la mesa, pero personalmente creo que será el último trabajo por el que será recordado, porque los futuribles proyectos no dan buena espina. Y eso que en gran medida la película es una obra fallida. Fallida porque realmente se esperaba más de un conjunto que podría haber dado mucho más de sí. Detrás de las cámaras tenemos al célebre director de “El bueno el malo y el raro” o ·Encontré al diablo”. Y pese a que la película recuerda a otros momentos de su filmografía, la verdad es que no se ha desenvuelto tan bien en una película como esta. Cosa que no tiene nada que ver con el éxito que pueda o no tener en taquilla, que eso ya sabemos que es una historia aparte.

foto-arnold-schwarzenegger-en-last-stand-2-549 Dijo que volvería y volvió. El único político que ha cumplido con sus promesas.

Evidentemente la película tiene sus puntos fuertes. Sin duda uno de ellos es Arnold. Pero no el Arnold de acción ni mucho menos. Los que esperen un “Rocky Balboa” (el potro italiano se cuida mejor que el ex gobernador, todo hay que decirlo) y ver a un ave fénix resurgir de las cenizas que se olviden. Para nada. De hecho muchas de las escenas de acción, que obviamente, no son pocas, no están rodadas por el actor sino que se ha recurrido a diversos dobles. Donde realmente acierta la figura es en saber ubicar al protagonista en su entorno. El sheriff de la ciudad no deja de ser el propio Schwarzenegger del que se recuerda en algunos momentos su pasado más activo para mostrárnoslo ahora como un retirado hombre de ley en un pueblecito tranquilo. Las correlaciones y paralelismos que hará la película entre el personaje son totales y serán una constante en la película. Eso, unido al sentido del humor tan típico de Kim-Ji Woon (del que ya vimos algún ejemplo en “El bueno, el malo y el raro” hacen que la película consiga tener cierto tono nostálgico y revisionista que le hace sumar puntos. Así, no son pocas las alusiones cómicas al bajo estado de forma del sheriff, o secuencias donde el absurdo y lo anti-lógico se imponen a la realidad. El propio pueblo de Summerton, donde sucede toda la acción, es junto con sus ciudadanos, uno de los puntos más cómicos de la película y que aporta más frescura.

Por otra parte, que el director está más que curtido en secuencias de acción es más que obvio. Pese a la influencia que otras películas como “El caballero oscuro” o la propia “Drive” hayan ejercido sobre la obra (y que podemos recordar especialmente en la fuga del preso) la película logra crear un clima propio. Los increíbles planos aéreos, así como movimientos de cámara totalmente libres durante persecuciones (y también un trabajo de postproducción y creación artificial, por otra parte) son simplemente espectaculares. No añaden nada nuevo pero sabe diferenciarse de película de Steven Seagal. Lo que sí es cierto es que ciertos clímax de la obra acuden a motivos mil veces ya vistos y no hay un interés por enseñar nada nuevo. El momento de lucha final ente el personaje de Eduardo Noriega y el de Schwarzenegger es un claro ejemplo.

foto-eduardo-noriega-en-el-ultimo-desafio-4-005Eduardo Noriega no resulta realmente convincente como villano de la película

Así como la trama resulta totalmente típica y anodina, lo que más llama la atención es el pobre condimento que ofrecen los personajes secundarios. Porque aparte del sheriff principal, todos los demás resultan totalmente tópicos y faltos de vida. Una galería llena de fantasmas que tiene como culminación máxima el personaje de Eduardo Noriega. No sé quién decía que la calidad de un héroe se medía por la fuerza de su villano, pero la verdad que viendo el resultado final la frase cobra todo su sentido. No es que el pobre Noriega no esté en ningún momento concentrado, ni se sienta cómodo con su personaje, que también (al no saber cómo encararse con él recurre a un histrionismo que resulta harto forzado) sino que la construcción por parte del guión es completamente absurda. Hasta los detalles que dan para complementar su información acaban creando una sensación de vergüenza ajena que de otra cosa.

5/10

 

Kyrios

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