Las Cajas Españolas

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Las cajas españolas es un documental dirigido y escrito por Alberto Porlan, en el que se recrea la odisea por la que pasaron miles de obras del museo del Prado durante la guerra civil española.

Es verdad y es de agradecer que se rescate un tema que ha sido olvidado por casi todos nosotros, y en eso hemos de aplaudir la propuesta de Porlan, en eso todo creo que habrá un consenso más que general. Pero hay algunos defectos que convierten el material en un documental aburrido y bastante plano.

Para la realización de la obra se utiliza parte de material filmado durante esos años (en mayor medida momentos bélicos, lógico por otra parte al disponer de mayor material de ese tipo) pero Porlan se sirve también de imágenes grabadas contemporáneas que simulan ser de esa época. El problema es que no convencen mayoritariamente por lo que el espectador puede confundirse ante la visión de un blanco y negro que nunca puede simular verdaderamente el real (de hecho hay momentos que parecen tirar de Windows Movie Maker) y que acaban convirtiendo en el documental en algo monótono, que si se salva de la quema es por tratar un tema poco corriente. Y poco más. La Voz en off es el único ingrediente del que se sirve el director para dar un poco de vida al asunto y pese a la pericia del narrador, acaba resultando monótono.

El documental se centra exclusivamente en las obras del museo del Prado. Cierto que es donde se encuentran y se han encontrado la mayoría de obras maestras del arte Español (e universal), pero reducir ese campo al ámbito del prado resulta ciertamente desalentador.

Y la cuestión es, ¿Qué pasó con el arte del Prado durante la guerra civil?

El documental nos retrata el largo viaje por el que pasaron las obras, aunque se olvida centrarse (no porque no se sepa, sino por tratar de glorificar a sus héroes) del tema central: Durante la guerra civil, tanto un bando como otro utilizaron las obras de arte como un elemento propagandístico, no como arte al que hubiera que conservar per se (Esto solamente se lo debemos a Timoteo Pérez y a sus compañeros, que lucharon porque las obras no se perdieran en la barbarie de semejante episodio). Por este motivo las obras viajaron en un tortuoso y penoso viaje de la capital republicana que era en un principio Madrid, a Valencia, después de que la primera capital empezará a sufrir los primeros ataques. Ya entonces el documental nos muestra interesantes imágenes, como aquellas en las que vemos a los Grecos totalmente destrozados por haberse guardado en cajas de seguridad bancarias que tenían una humedad inaguantable para las telas.

El verdadero personaje el documental es Timoteo Pérez Rubio, que aunque era pintor, no ha pasado a la historia precisamente por sus obras, sino por el enorme trabajo que él y su equipo hicieron (una vez recibió el encargo de hacerse cuidado de toda la colección trasladada) acolchando primero las obras en Valencia, para que estuvieran seguras durante la guerra. Pero la república veía como las tropas nacionales ganaban territorio y siguiendo una fe ciega volvió a trasladar las pinturas, esta vez, cerca de Catalunya. Timoteo y su equipo siguieron siempre fieles a la colección y a los diversos traslados de esta.

El caso es que el documental sabe hacer una confrontación interesante (pese a que sólo coincidieron una vez) entre el protector del tesoro artístico y la figura al servicio del régimen franquista Josep Maria Sert. Y la verdad es que sus dos vidas tuvieron una cierta confluencia, porque pese a ser pintores los dos, no pasaron a la historia por sus cuadros. Mientras artísticamente Sert seguía un neo manierismo pictórico que le llegaba a un arte bastante apolillado (y con el que cosechó un gran éxito, realizando obras para el banquero Juan March, que sufragó en parte el golpe franquista, o el magnate Rockefeller) Timoteo Pérez Rubio seguía una rama más ligera, contemplando muchas veces el simple paisaje como tema de sus obras. El caso es que la carrera de los dos no es ciertamente destacable, aunque hay que romper una lanza a favor de Pérez, artista que fue marginado por el régimen y que no ha tenido una retrospectiva reciente hasta hace poco. Interesante ver como durante la transición la figura del conservador aún se veía con ojos recelosos, aunque en su fallecimiento, el 9 de agosto de 1977 se escribió una interesante elegía por su muerte http://elpais.com/diario/1989/06/25/cultura/614728801_850215.html

Sert fue el encargado por parte de Franco de hacer retornar las pinturas a buen recaudo.sanpedroleosobretabla13

San Pedro, obra de Josep María Sert. Aunque estuvo una larga temporada en Francia y el pintor tuvo contacto con las vanguardias el artista rehusó a las nuevas maneras de pintar para seguir un estilo que en gran medida es una revisión de las obras de Miguel Ángel, Rafael y la pintura manierista, aunque con un interesante toque onírico.

Timoteo Pérez Rubio -j

Obra de Timoteo Pérez Rubio, un pintor mucho más libre de temática que Sert, pero que aún seguía en gran manera los modelos académicos. Especialista en pintura de paisajes, se han perdido muchas obras del pintor, que tuvo una vida bastante errática.

El empecinamiento por mantener las obras a toda costa y a cualquier precio les llevaron a dirigir las obras a Ginebra. Una locura absurda porque habían perdido ya la guerra y aún soñaban con obras que debían exponerse. Cuando los rebeldes ganaron la guerra la colección se hallaba ya en suiza, así que el general Franco decidió hacer un acto que paradójicamente resume perfectamente en que manera se enfocó el arte para los dos gobiernos. Ya que tenía las obras en Ginebra, decidió exponerlas haciendo un paralelismo con su gran victoria en España: El arte como propaganda absoluta.

Las palabras del presidente republicano Hazaña son interesantes para entender más acerca del tema, refiriéndose al traslado de la colección dijo: “Una república no es tan importante como el arte, porque mientras repúblicas puede haber más de una, las obras de arte son insustituibles”

Kyrios

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