Don Quijote en el Cine

images (5) Terry Gilliam durante el rodaje de una película que nunca se llegó a estrenar.

 

Hay una leyenda no escrita que dice que la obra magna de Miguel de Cervantes, Don Quijote de la Mancha, es inadaptable al cine. Ciertamente el historial de versiones es desolador, pero hemos de tener en cuenta las características de la novela, que ciertamente hacen que su adaptación sea complicada (una obra tan larga en la que la acción está tan dispersa…). Tenemos ejemplos notables de grandes directores que se han enfrascado en el proyecto. El más célebre sin duda es la versión que hizo Orson Welles. Durante largo tiempo estuvo intentando conseguir presupuesto para rodar la película y dejó el proyecto interrumpido, rodando partes sueltas entre diversas obras de su filmografía. Desgraciadamente Welles falleció antes de poder terminar la película y dejó material desperdigado, que fue recogido posteriormente por el director español Jesús Franco (un director mítico por rodar muchas películas de serie b) que con el material entre manos trató de recomponer la idea que Welles tenía en mente. El caso es que la versión de Jesús Franco es cuanto menos curiosa, pero denota que aún había mucho trabajo por hacer para terminar la película.

images (4) Orson Welles durante el rodaje de su Don Quijote

El mítico director soviético, Gregori Kozintsev (famoso también por sus adaptaciones de la obra de Shakespeare) también dirigió su propia versión del Quijote. Es quizá la película que artísticamente sea la más notable, aunque es cierto que traiciona la esencia original de la obra, creando una propia visión en la que los intereses políticos están muy en boga. Así Don Quijote y Sancho Panza se convierten en personajes que sirven para glorificación del ideario comunista.

images (6) Fotograma de la película de Kozintsev.

Más cercano al espíritu original de la obra están las versiones que el propio estado español ha producido, pero ciertamente les falta la pizca de genialidad que requiere tal proyecto. Son películas fidedignas con la trama (siempre dentro de unos límites, pues filmar la historia entera de la novela sería un caos) como la obra de Rafael Gil, dirigida en el 1947 o la más reciente “El caballero Don Quijote” en la que el fallecido Galiardo interpretaba el papel del mítico caballero andante.

07016301 El don Quijote de Rafael Gil.

 

Y Terry Gilliam también ha tratado de rodar Don Quijote. Pero la historia de Terry Gilliam es quizá, un capítulo aparte, pues se trata de un clásico ejemplo de director al que parece que la suerte no acompaña en ningún momento. El mítico artista británico empezó su andadura con el grupo cómico “Monty Pithon”, donde se especializó en aportar su visión satírica y además sus trabajos con animaciones (sí, las míticas animaciones de los Pithon son suyas). Gilliam empezó ya ahí a brillar por unas características que le seguirían hasta el fin del mundo. Gilliam es quizá el Don Quijote hecho carne. Es un auténtico soñador, un iluso que vive en el cine y que crea mundos imposibles donde todo el mundo cree ver molinos. En todas sus películas la fantasía y la imaginación dominan totalmente la película. Es una personalidad vital, que intenta crear nuevas fórmulas a cada paso que da. El problema es que al igual que Don Quijote, su suerte también parece jugarle malas pasadas, y parece como si el fato tratara de dejarle fuera del cine, y sin embargo él aguanta cada envite con más fuerza que nunca.

En el Barón Münchausen hubo de enfrontarse a unos problemas de presupuesto que le dejaron a medias con el rodaje, y hubo de ingeniárselas para terminar la película con un presupuesto muy reducido al que había logrado en un principio. Seguramente esa película marcaría una cruz, y muchos productores a partir de ese momento miraron a Gilliam con Recelo, creyendo que se trata de un director especialista en arruinar producciones y trataron de domesticar la fiera.

images (7)Fotograma de Barón Münchausen, una de las películas malditas de Gilliam.

Pero Gilliam es indomesticable. Es un león que rompe sus cadenas a cada paso. En “Brazil”, seguramente su obra maestra hasta la fecha, sucedió exactamente esto, que trataron de maquillar un diamante en potencia. Los productores que exportaron la película a los Estados Unidos consideraban que la película tenía un final demasiado arriesgado y cruel, que eran tan pesimista que podía tirar a la gente atrás, así que obligaron a que se rodase un final alternativo que concluyera con un “Happy end”. Estas dos versiones aún circulan hoy en día y es difícil no equivocarse. Ni falta que decir tiene que la versión con el final impostado carece de cualquier valor artístico y es un insulto al trabajo de la gente que trabajó en la película de “Brazil”.

Pero también en “El imaginario del Doctor Parnassus” el director hubo de enfrentarse a un hecho fatídico, la muerte del joven actor Heath Ledger, que murió antes de que la película se terminara. El que la haya visto observará que no tenía en mente el director terminar la película de esta forma, sino que había de haber seguido un camino muy diferente. Sin embargo Gilliam la concluyó con un recurso interesante en el que diferentes actores interpretaban el personaje de Ledger cuando este traspasaba un mundo mágico (en ese momento los actores se cambiaban por él, así tenemos a Colin Farrel y a Johny Deep).el imaginario del doctor parnassus - cartel

Y también, cómo no, el propio Gilliam ha tratado de enfrenarse con el proyecto del Quijote. Proyecto que no sólo ha tratado de rodar una vez, sino que a lo largo de diez años ha tratado siempre llevar a la gran pantalla, y una vez tras otra ha fracasado de manera estrepitosa.

En realidad, Gilliam no tenía previsto realizar una versión fidedigna de la historia, sino que la quería adornar en cierta manera, con una visión  más bien moderna. “The Man Who Killed Don quijote”, así era el título que Gilliam tenía previsto para la película, y en el que un publicista de nuestra época, volvía al pasado para encontrarse con Don Quijote.

En “Lost in la Mancha” se nos cuenta el rodaje fallido de esta película que tenía en mente Gilliam. Se trata de un documental que sirve para ver los entresijos de un set de rodaje y de cómo se configura todo en pos de la creación de una película.

Todas las cosas que podían haber salido mal, salieron. Para el papel de Don Quijote, Gilliam había contado con Jean Rochefort, que pese a rodar un par de escenas, tuvo que volver a París por problemas de salud. Llovió de manera continuada cuando no había de llover. F-16 sobrevolaron el cielo interrumpiendo la captación de sonido. Y como  no, el clásico: Productores que retiran presupuesto cuando ven que la cosa empieza a oler mal.

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El proyecto de toda una vida quedó interrumpido.  Y Gilliam hubo de retirarse con el rabo entre las piernas. Pero él también es un soñador y un idealista, y no se rinde a la primera. De hecho, tiene previsto rodar para el 2014, la misma película. Si el mundo es justo, el rodaje habría de ir como la seda y permitir por fin a Gilliam rodar su película, terminando así una odisea que lleva más de veinte años. Esperemos que así sea.

 

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